1 de cada 4 niños padece una enfermedad crónica, advierten Susagna Muns (nutricionista) y Mar Begara (pediatra). Ambas profesionales, miembros de la Sociedad española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI) señalan que muchas de de esas enfermedades se derivan de un mal estilo de vida.
Muns y Begara señalan que la alimentación es uno de los factores claves en el control de la inflamación crónica, así como, reducir la exposición a tóxicos (en algunos productos cotidianos encontramos químicos que generan obesidad en el ser humano), mejorar el sueño, practicar ejercicio y controlar el estrés.
el asma, el TDAH y la obesidad son consideradas como las enfermedades más frecuentes.
En las últimas décadas, se ha demostrado que la alimentación tiene consecuencias significativas en el desarrollo de enfermedades que se manifiestan en la adultez y que la promoción de la alimentación para fomentar un crecimiento adecuado debe iniciarse desde antes de la concepción.
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Las enfermedades infecciosas han disminuido sustancialmente y las tasas de supervivencia de los niños con cáncer, cardiopatías congénitas, leucemia y otras afecciones han mejorado considerablemente. Sin embargo, durante los últimos cincuenta años, las condiciones de salud crónicas y las discapacidades entre niños y jóvenes han aumentado constantemente. Algunos estudios describen el asma, el TDAH y la obesidad como algunas de las enfermedades más relevantes.
