La insulina es una hormona producida por el páncreas que ayuda a las células a absorber glucosa para usarla como energía. La resistencia a la insulina ocurre cuando las células no responden adecuadamente a esta hormona, lo que impide la absorción efectiva de glucosa de la sangre hacia el interior de las células. Como respuesta, el páncreas incrementa la producción de insulina para intentar regular la entrada de glucosa en las células.
¿Cuál es la causa de la resistencia a la insulina en niños?
El sobrepeso y la obesidad, particularmente la acumulación de grasa en el área abdominal, son los principales factores que favorecen la resistencia a la insulina. Otros factores incluyen la inactividad física, el consumo elevado de azúcares simples, una dieta baja en fibra, el estrés y la falta de sueño. Aunque la predisposición genética puede jugar un papel, es poco común en personas delgadas.
Se diagnostica mediante un análisis de sangre que mide los niveles de insulina y calcula el índice HOMA
¿Síntomas de la resistencia insulínica en pediatría?
La resistencia a la insulina generalmente no presenta síntomas claros, aunque puede acompañarse de ciertas señales:
- Acantosis nigricans: oscurecimiento de la piel en pliegues del cuello y axilas.
- Hiperandrogenismo: el exceso de insulina puede aumentar la producción de hormonas sexuales masculinas en los ovarios y las glándulas suprarrenales, lo que puede causar en las niñas un aumento de vello corporal en zonas típicamente masculinas (hirsutismo), aparición temprana de algunos cambios de la pubertad y alteraciones menstruales.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Los niños con resistencia a la insulina pueden mantener niveles normales de glucosa en sangre mientras su páncreas pueda compensar produciendo más insulina. Sin embargo, cuando esta capacidad compensatoria falla, la glucosa en sangre aumenta, lo que puede llevar al desarrollo de diabetes tipo 2. La resistencia a la insulina también está relacionada con el síndrome metabólico, la hipertensión arterial y niveles elevados de grasas en sangre (dislipemia).
¿Cómo se diagnostica?
Se diagnostica mediante un análisis de sangre que mide los niveles de insulina y calcula el índice HOMA, que se obtiene de los valores de glucosa e insulina en ayunas. Además, suelen evaluarse otros factores relacionados con la obesidad, como el colesterol y los triglicéridos.
¿Cómo se puede prevenir y tratar?
La prevención y el tratamiento se basan en adoptar hábitos de vida saludables. Es recomendable aumentar la actividad física y seguir una dieta que reduzca el consumo de grasas saturadas y azúcares simples, y que incluya más frutas, verduras y cereales integrales, que son ricos en fibra.