Los medios informativos se hacían eco reciente de la noticia de una nueva y esperanzadora terapia que ralentiza la ELA o esclerosis lateral amiotrófica. El objetivo de dicho tratamiento es detener la degeneración muscular. Actualmente, la investigación, que ya ha sido probada en 26 voluntarios diagnosticados en un estadio temprano de la enfermedad, requiere de más voluntarios enfermos de ELA. Con ello se intenta que los resultados sean fiables y aprobados por la comunidad científica. Colaboran el Instituto de Neurociencias (IN), centro mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández de Elche. También sirven de apoyo los hospitales públicos Doctor Balmis de Alicante, San Joan y de la Virgen de la Arrixaca de Murcia, con financiación del Instituto de Salud Carlos III de Madrid y otras donaciones.

existen fármacos que reducen los síntomas y mejora la calidad de vida

La enfermedad, que consiste en un desgaste o muerte de las células nerviosas motoras o neuronas motoras, provoca debilidad muscular, espasmos e incapacidad para mover el cuerpo y las extremidades. Aunque no se ven afectados los sentidos, la razón ni los músculos de los ojos, en el resto del cuerpo progresa el deterioro hasta alcanzar la parálisis.

ELA y Logopedia

La ELA suele manifestarse entre los 40 y 70 años de edad, siendo más frecuente en hombres. La incidencia, según la SEN, es de 1 a 2 nuevos casos por cada 100 000 habitantes al año. Su origen es desconocido pero existe un factor genético por el cual si un individuo desarrolla la enfermedad y tenía un familiar con ELA tenga más posibilidades de desarrollarla. Probablemente esta conexión esté relacionada.
La ELA aún no tiene cura, pero existen fármacos que reducen los síntomas y mejora la calidad de vida en las personas que la sufren. La degeneración que amenaza la autonomía motora, la comunicación, la deglución y la respiración, provoca una creciente dependencia de los familiares y otros cuidadores.

Las terapias de apoyo como la logopedia, juegan un papel fundamental en el mantenimiento de las funciones afectadas y la recuperación en la medida de lo posible. Alrededor del 80% de los pacientes afectados con ELA desarrollan disfagia o dificultad para tragar, disartria o dificultad para articular sonidos y alteraciones de la voz.

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