A medida que más niños con necesidades especiales de atención médica asisten a la escuela, la enfermera escolar desempeña un papel vital en el manejo de enfermedades, a menudo trabajando en estrecha colaboración con los niños y sus padres para reforzar las recomendaciones del Sistema de Salud.

Los mecanismos de retroalimentación con respecto a la respuesta de los estudiantes al plan de tratamiento en la escuela son fundamentales para el manejo médico oportuno en áreas como el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, diabetes, alergias, asma y convulsiones, así como para la creciente población de niños con trastornos del comportamiento.

Los equipos de enfermería escolar juegan un papel importante en la interpretación de las recomendaciones médicas dentro del entorno educativo. Por ejemplo, pueden proporcionar información al pediatra de un estudiante cuando se sospecha de problemas de asistencia, incumplimiento de los padres con los objetivos del equipo asistencial.

Las enfermeras escolares también participan en los ámbitos de la salud pública, como la inmunización, la prevención de la obesidad, la evaluación del abuso de sustancias, el control del tabaco y la educación afectiva. Su presencia diaria en el entorno escolar aumenta y potencia aún más las intervenciones profesionales del pediatra con niños y adolescentes individuales.